El elefante rosa



Stephen, era adicto a las drogas, al alcohol, al tabaco y también a las mujeres. 

No ganaba lo suficiente para pagarse todos los vicios, así que tenía que dedicarse al trapicheo. Hoy, tenía un encargo. No se trataba de lo habitual, llevar un paquete del punto A al punto B. Lo de hoy era más… sucio. Dar un toque de advertencia a un tipo. “El toque” consistía en romperle un par de dedos.

Allí en local El Elefante Rosa, en una de las mesas, lo localizó. Parecía estar escribiendo algo. Entonces lo entendió, le iba a dar donde más le dolía, en la herramienta con la que se ganaba la vida. Seguramente pudiese seguir escribiendo con sus otros ocho dedos, pero… va. A Stephen que más le daba, no le pagaban para pensar.

Se acercó a aquel tipejo. Sin mediar palabra, con una mano le agarró del brazo, con la otra un par de sus dedos y tiró de ellos hacia arriba hasta que hicieron Chrracckk Am parrrtttirrr dhe ennttoncees ssskeguro quee ua noo porddria essscibir dan biennn. El imbieccin hambiaa rezcibudo lo syo.

15/09/2017

Fuente imagen: https://pixabay.com/es/elefante-rosa-animales-297205/

Comentarios

  1. Puf, no se yo quien a recibido lo suyo. Creo que salió escaldado del Elefante rosa :)

    Saludo y feliz semana Roland.

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    1. Hola Nieves.

      Interesante punto de quista, quizá debería seguir el relato xD

      Besos e igualmente

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  2. Fuá! Menos mal que el tiempo cura todas las heridas

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  3. Lo siento si está mal, pero al final se me escapaba una sonrisilla ¡Ains!

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    1. Jajaja No está mal, debo de confesar que a mi también me pasa cuando lo leo ;)

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  4. ¡Hola, Roland!

    Original relato con vuelta de tuerca final. Y lo narras de forma muy vívida, me encanta el punto de vista personal que hace sentir lo que ocurrió.

    ¡Todo un acierto!

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    1. Hola Poe.

      Me alegro de que te guste y de ver tu comentario.

      Saludos

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