Primer amor
Juan salió del nido de repente al irse de Erasmus, a Oslo. Cambiar totalmente de ambiente le hizo bien. Pero, oh juventud divino tesoro; apareció el amor y le pilló totalmente desprevenido. Ella, rubia de ojos azules. Él, pelo negro y de tez bronceada. Se veían exóticos mutuamente. Y a pesar de los escollo del idioma, congeniaron perfectamente. Los meses transcurrieron en una nube, un sueño que iba consumiendo las hojas del calendario con voraz apetito; y acercaban la relación, a un destino incierto. Aunque se podía respirar esa tensión agónica, evitaron hablar de ello hasta la última semana. Que si la distancia, que si son muchos kilómetros, que no tenemos dinero para viajar… Al final, y con todo el dolor del mundo, no hubo más remedio que cerrar la relación. Pocas cosas saben más amargas como aquel último beso en el aeropuerto. Ella con lágrimas en los ojos, él con un frío glaciar en su corazón. Y los años pasaron. Ahora Juan tiene cuarenta, está casado, y cosas del destino, tiene