Ventanas
Aquella tarde de Agosto, tras estar un rato aburrido en el parque,
Tom se aventuró hacia las afueras.
Cogió su bici, compañera inseparable, y tomó la carretera de
salida. Nada más cruzar el puente del río, a mano derecha había un
pequeño bosquecillo de pinos descuidados, hierba frondosa y el
placer de lo desconocido.
Una casa de pared blanca y descorchada por el paso del tiempo, con
sus ventanas enrejadas, era la única edificación en medio de aquel
curioso y pequeño paraje, casi íntimo.
Tom se acercó, dejó su bici apoyada en la pared y se agarró a las
rejas para mirar adentro. Humedad, cascotes, una manta raída y
oscuridad. No se veía más.
El niño agarró un pequeño guijarro del suelo y lo tiró dentro.
Casualidad o no, en ese instante una ráfaga de viento le azotó la
cara. Dio un paso atrás. Comprobó que la puerta de madera estaba
cerrada y que el techo del edificio estaba medio derrumbado. No era
el lugar en el que le gustarían verlo sus padres.
Miró el dirección al río. En esta época del año no pasaba mucha
agua. Pero volvió a mirar a la casa, tenía algo que le atraía.
Dio un rodeo, la parte de atrás estaba en mal estado. El techo se
había caído en ese lado. Pero eso ofrecía la posibilidad de trepar
entre los cascotes y colarse dentro. El corazón del chaval comenzó
a palpitar con fuerza, anticipándose a lo que iba a hacer.
Apoyó las manos, puso los pies con cuidado comprobando la solidez en
cada una de sus pisadas, y afianzándose poco a poco, se coló dentro
de la casa.
El aspecto no era mejor desde dentro. Con cautela fue inspeccionando
las habitaciones. Cada rincón tenía historias que contar, el lugar
estaba cargado de pasado. Se preguntó quien vivió aquí y como
terminó por estar abandonado.
De pronto se sobresaltó, por el rabillo del ojo había visto algo
moverse. Al girarse se sonrió para si mismo. Lo que se había movido
era su propio reflejo en un espejo roto y oxidado que aún colgaba de
una pared.
Se acercó a él. Proyectando su imagen, un niño moreno, de pelo
alborotado, grandes ojos color avellana y una mirada de preocupación.
Pero aquella imagen cambió. El rostro se fue transformando:
mandíbula angulada, nuez pronunciada, bello facial y mirada
profunda. Luego aparecieron arrugas, en la frente, al lado de los
ojos... Su pelo encaneció, los ojos se hundieron, se le cayeron
varios dientes... La cara se arrugó entera, aparecieron gusanos que
le atravesaron el rostro, los ojos explotaron y un hilillo de sangre
cayó de sus agrietados labios.
El chiquillo, que se había quedado paralizado del terror, reaccionó
de pronto emprendiendo la huida. Saltó el muro derrumbado con gran
habilidad y tras montarse en la bici salió pedaleando a toda
velocidad, sin mirar atrás.
06/05/2015
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Había que inspirarse con la frase: “Hay ventanas para mirar afuera
y las hay para mirar hacia adentro” Se me ocurrió mezclar un
conjunto de varios recuerdos del pasado, entrelazados para darle
finalmente un giro fantástico que surgió casi por si solo. Ya iba
tocando un pequeño relato de terror, espero que os haya gustado.
Fuente imagen: http://christian-edilife.blogspot.com.es/2010/11/campillo.html
Bueniiiiisimo Roland Jorge! Te felicito, me atrapaste en la exploracion de la casa, me senti yo misma cuando era pequena y curiosa, Ademas las casas abandonadas tienen una gran atraccion, hay misterio. Y de repente, tu final se precipita vertiginosos en un solo parrafo.... magistral querido amigo. Eres gran narrador de cuento breve, uno de mis generos favoritos! Te feliicito!
ResponderEliminarUn abrazote
Muchas gracias Natalia, me alegro de que te haya gustado. Creo que por eso es bueno utilizar antiguos recuerdos, en cierto modo ya estuve en ese lugar. Un abrazo grande :)
EliminarMe ha encantado. primero porque está tan bien escrito que lo he visualizado; segundo, porque me apasiona todo lo abandonado y tercero, porque el final me ha puesto los pelos de punta. Y el ritmo de la narración es perfecto.
ResponderEliminarGracias Amparo, me alegro de haber conseguido algo así y que te haya llegado tan bien las sensaciones que quería transmitir. Gracias por seguirme ^^
EliminarHola Roland!
ResponderEliminarUn nuevo relato, y de nuevo inquietantes sensaciones. No por el relato en sí, que está muy bien escrito, sino lo que provoca. La visión del curioso niño, el ir investigando lo prohibido..
De nuevo cruzas tú el umbral de los relatos, como escritor, y lo haces estupendamente :)
¡Deseando leer más cosas tuyas! ^_^
+Qm+
¡Hola Poe!
EliminarEl relato en si, no está completamente cerrado y eso ofrece varias posibilidades en el lector, quizá hasta alguna especie de mensaje o moraleja. Pero tampoco está completamente abierto para que el relato pueda dar la sensación de un “todo” Gracias por tus comentarios :*