La hora del té


Entró el servicio. Reverencias. Uno limpió la mesita de cristal, aunque ya estaba limpia. El otro depositó la bandeja en la mesita. Una de las mujeres se arrodilló, tomó la jarrita con mucho cuidado y le sirvió el té.

El emperador, que seguía con los guantes puestos, hizo un leve ademán para que se retiraran todos. No tardaron ni tres segundos en salir de la habitación.

Sorbió el contenido de media taza. Las vistas eran hermosas, valle abajo todo era verde. Hacía tan buen día que hasta se veía el monte Fuji desde aquí. El siempre imponente monte, el impasible, el que no cede…

Sintió de nuevo la punzada en su orgullo. Si no se había suicidado era por su pueblo. ¿Cuantos lo seguirían si él lo hacía? No, debía de ser fuerte, como el Fuji. Su persona, él sería humillado de la peor forma posible. Pero su pueblo había sufrido ya tanto…

La puerta se abrió, quedó tenso. No estaba acostumbrado a que lo interrumpieran, era algo impensable.

- Majestad imperial, lo siento pero…

- ¡Aparta! - Sonó una voz tras ellos. El olor a tabaco inundó la estancia y llegaron dos hombres vestidos de militar – Vamos, tenemos que ir al porta aviones a firmar, hay prisa que ya está la prensa preparada.

Hiroito primero movió los ojos, hacía atrás, apenas veía unas figuras borrosas, pero sabía de quien se trataba y a que habían venido. Se levantó y se dirigió a la puerta.

Uno de los militares examinó la estancia. Vio la taza de té y sin pesarlo le dio un sorbo. Frunció el ceño – Que asco – dejó la taza que rodó en la mesita, manchando el cristal y quedando a punto de caer.

21/11/2017

Comentarios

  1. Hola Roland

    Gran momento histórico, florecido desde un pequeño detalle como el té.
    Hay que ser valiente para darse cuenta de que rendirse también es una solución digna, en vez de condenar a todo un país.

    Más aún para enfrentarse al momento.

    ¡Original planteamiento y forma de contarlo, la tuya!

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    1. Hola Poe.

      Hasta los grandes momentos de la historia tienen cosas cotidianas. Pero seguro que a muchas de ellas se les puede sacar punta.

      Gracias por pasar

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  2. Hola Roland !

    Siempre me gusto la parafernalia del ritual del té y beberlo así de sentados en el suelo, de rodillas, aunque el emperador parece estar mas cómodo.
    Me cae bien el emperador parece un hombre frió y distante pero dentro de él guarda un hermoso corazón y sentimientos de protección para con su pueblo. Eso me encantó descubrirlo. Aunque también me hubiera gustado saber que aventuras o desventura le espera junto a este rudo militar.

    Me quedo un rato mirando el valle.

    Feliz Semana Roland. Besitos

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    1. Hola Nieves.

      Uy, tampoco creo que fuera un santo. Pero seguro que hasta el personaje más oscuro tiene su lado humano.

      Feliz semana y besos.

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