El día a día en el instituto



Ir a clase era un suplicio. Los insultos eran casi lo de menos. Hasta estaba dispuesto a soportar algún que otro cachete si eso significaba que lo iban a dejar en paz por unas horas. Lo peor era la humillación. 

Los matones se aprovechaban, y el resto... el resto se reía a expensas de lo que le hicieran. Quería ser invisible transparente. Lo había intentado con todo: llevando capucha, no preguntar nada al profesor, hacerse el tonto, pero nada sirvió, la tenían tomada con él.

El estrés había llegado a tal extremo que un día decidió ponerle fin. Después de recibir una colleja al ir a beber de la fuente del patio, se encaró con el peor de los matones. A este le hizo gracia y le dio un empujón. Pero el chico esta vez no se amilanó – Quiero que me dejes en paz – Le dijo con firmeza.

El matón echó mano al bolsillo y sacó una reluciente navaja. No muy grande, pero lo suficiente como para intimidar a cualquiera. El chaval, sentía que no tenía ya nada que perder, prefería morir literalmente, a seguir viviendo en un infierno. Tras algunos empujones y zarandeos, para sorpresa de ambos la navaja acabó en el vientre del acosado. Mientras su camiseta se iba tiñendo de color carmesí.

Hubo suerte, y la herida no le afectó a ningún órgano vital. El matón acabó en el reformatorio de menores y el chaval se convirtió en un héroe en el instituto. Aunque la historia... la historia pudo haber sido diferente.

06/12/2017

Comentarios

  1. Esta vez la balanza cayó hacia el lado de lo justo. Sin embargo el protagonista no olvidará nunca la experiencia vivida. Aunque ahora resurja como un valiente seguro que siempre recordará esos momentos difíciles, esos que curten y hacen madurar.

    Saludos Roland... y feliz semana :)

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    1. Hola Nieves.

      Lo triste es que cuantas historias de verdad habrá de este tipo.

      Besos y feliz semana.

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  2. ¡Hola Roland!

    Ojalá estas cosas no pasasen, y "que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena", como dice Sabina.

    El día a día de muchos, a los que les pesa la mochila aunque vaya vacía. Triste e intolerable :(

    Muy bien relatado, ¡qué maravilloso que todos los finales fuesen así de justos!

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    Respuestas
    1. ¡Hola Poe!

      No conocía la frase de Sabina, muy interesante :)

      Ojalá estas cosas no ocurran y me alegro de que te haya gustado.

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