Far west
El forajido entró a lomos de su corcel en el polvoriento pueblo. Las ventanas se iban cerrando a su paso. Las gentes de ese lugar eran conscientes del duelo que iba a tener lugar, y no es que no lo quisieran presenciar, pero era mayor el temor que le tenían.
Bajó de su caballo, ató las riendas al poste y entró en el salón. El piano dejó de tocar, los parroquianos miraron al recién llegado. Las espuelas sonaron en dirección a la barra, el silencio era sepulcral.
Se situó al lado de un hombre enjuto, este dejó su vaso, su botella y se fue corriendo. El forajido sonrió apropiándose de la botella y bebiendo a morro.
- Busco a Mallory, ¿¡Dónde está!? – Exigió saber.
El tabernero miró en dirección a una mesa, levantando ligeramente la barbilla. Acto seguido se echó al suelo tras la barra.
Los que acompañaban a Mallory en una de las mesas desaparecieron corriendo. Pero este se quedó.
El forajido le hizo una seña con la cabeza – Vamos fuera, o quédate como un cobarde.
Así pues en pocos segundos los dos personajes ocuparon el centro de la polvorienta calle. Se miraban fijamente, solo se escuchaba el viendo. Los dos sacaron la mano con rapidez, difícil precisar quien antes que quien, pero resonó bien claro - ¡Piedra, papel o tijera!
31/03/2019
Ojalá las disputas se resolvieran de este modo ¿Verdad? Sería un mundo más feliz.
Hola Roland !!
ResponderEliminarSin duda el mundo sería otro si las disputas o los desacuerdos terminaran como termina tu relato o con un apretón de manos sinceros.
Sería tan distinto que no lo puedo ni imaginar. En el mundo hay tanto rencor, envidias, miedos y orgullos absurdos que optamos por lo más complicado... enfados , peleas y guerras.
Sin duda un duelo así es más divertido y como siempre sorprendes a tus lectores Roland. Al menos a mi :)
Feliz semana ;)
Hola Nieves
ResponderEliminarDaría para mucho el imaginar un mundo así. Gracias por comentar, ¡Feliz semana!