Lápiz de colores


De familia humilde el niño tenía que usar calcetines raídos. Exprimir los lápices hasta que apenas se podían coger con los dedos. Usar la ropa más barata del mercado. Mientras algunos de sus compañeros de clase lucían la ropa de marca, juguetes caros y además presumían de ello.

Como pasó con aquel lápiz de colores, si, de colores, no solo de un color, sino que estaba compuesto por varias puntas intercambiables, una pasada.

El niño tuvo un arrebato, y en un despiste de su compañero se agenció del pequeño tesoro. Lo escondió en su estuche, lo miraba, jugaba con él. Y se lo llevó a casa, donde se pasaba horas intercambiando las puntas, pero apenas lo usó.

Poco a poco fue ganando en su interior el pesar de la mala acción que había cometido. Y un día una idea brilló en su mente. Devolverlo. Sólo de imaginarlo le hizo sentir bien, así que eso haría.

Lo llevó de nuevo a clase, y cuando su compañero fue al servicio se lo dejó encima de su pupitre. A la vuelta, se quedó mirando el lápiz, lo cogió, lo miró por un lado, lo miró por otro con evidente cara de incredulidad. Seguro que había reconocido aquel objeto desaparecido días atrás y no alcanzaba a comprender su repentina vuelta, ajeno de la sonrisa de uno de sus compañeros un par de filas más atrás.

26/01/2018

Fuente imagen: https://www.amazon.es/11-l%C3%A1pices-colores-punta-intercambiable/dp/B0026P52SC

Comentarios

  1. Pude entender a ese niño, yo de pequeña no tuve mucho, no me faltaba nada, tenía lo necesario así que hubo muchas modas que pasaron de largo sin saber era tener eso que casi todos tenía.

    Por otro lado nunca tuve esa tentación pero pienso que las personas con fondo sencillo y buenas cuando comenten este tipo de errores los llega a martirizar profundamente. Estoy segura que este niño será un buen hombre.

    Saludos y... Feliz semana :)

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    1. Hola Nieves.

      El universo de un niño puede ser sencillo o complejo. Y esta historia es más bien sencilla jajaja

      Besos

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  2. ¡Hola, Roland!

    Toda una oda a la infancia, y a las tentaciones. Parece que el mundo se va a acabar cuando no tienes algo que los demás sí, y es terrible ese sentimiento de carencia. Con el tiempo se le quita importancia, pero plasmaste muy bien ese deseo irrefrenable de tener algo a toda costa.

    Devolverlo fue el mejor colofón. Quizás a ese primer niño también le costó ganarse el lápiz de colores, y su alegría al recuperarlo fue genuína. Aunque no hubiese sido así (a veces pasa, que no le dan valor ni al gesto ni al hecho de que alguien les devuelva alguna cosa), el niño que fue honesto, como dice Nieves, sin duda será un gran hombre.

    Los valores correctos son algo que se aprende con experiencias como esta.

    ¡Gran relato!

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    1. ¡Hola Poe!

      El sentido de lo que está bien o mal, son cosas que se aprenden a una edad temprana. Quizá fue su primera decisión importante.

      ¡Gracias!

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  3. Muy conmovedor, como siempre, tu relato, apreciado Roland,
    Un abrazote

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    1. Gracias Natalia, un placer recibir tus comentarios.

      Otro abrazo grande para ti :)

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