Pescador

Hace unos meses hice un experimento literario. Rescaté unos viejos libros de Taller de Escritura y los retomé. Una de las propuestas que en ellos figura, reza algo así como escribir 10 minutos todos los días durante un mes. Y cuando digo escribir, me refiero a escribir sin parar, sin pensar, lo primero que pase por la cabeza. Claro, este “experimento” no pretende que hagas una obra literaria en 10 minutos, pero si que surjan ideas interesantes que puedan ser pulidas.

Como soy “duro” de inspiración me puse a ello, con poca fe la verdad. Pero el primer día salió una grata sorpresa. De lo anodino había surgido algo inesperado, la idea me pareció buena y cuando finalizó el mes, la pulí. Es un relato muy corto, pero le guardo cariño. Ahí va.


Pescador 26/12/2013
 
Estaba un señor sentado sobre un cajón de madera en el embarcadero, a la orilla del río. Pescaba con su vieja caña, que parecía que se podía partir en cualquier momento, por lo vieja y seca que estaba. Con aquella caña no iba a poder pescar nada más pesado que una pequeña trucha. Pero allí estaba aquel viejo al que poco parecía importarle. Los pantalones arremangados con un dobladillo que le llegaba a mitad de la pantorrilla. Un sombrero de paja para protegerse del sol y una brizna de hierba en los labios.
 
Aquel viejo, desde luego que no tenía prisa. El agua bajaba calma por el río, y el corcho, que hacía la función de avisar si picaban, creaba pequeñas ondas que se extendían. Hacían bailar el reflejo de los rayos de sol, creando hermosas figuras que hacían cosquillas en los ojos.
 
De pronto una nave espacial surcó el cielo y estalló en el aire. La onda expansiva, hizo volar el sombrero del viejo varios metros, haciendo que se quedara enganchado en los juncos cercanos. Iba a costar sacar el sombrero de allí, pero el viejo disponía de su vieja caña que aún era capaz de soportar el peso del sombrero de paja.
 
- Otro maldito extraterrestre – Dijo el viejo. Se puso en pié y se llevó las manos a los costados – Este dolor de riñones me está matando – Pese a todo, era hábil con la caña y consiguió rescatar su sombrero. Se lo puso, lanzó el sedal y se sentó. Nada podía perturbar la paz del viejo.

Fuente imagen: http://pescarmona.blogspot.com.es/2010/07/temporada-de-pesca-2010_22.html

Comentarios

  1. Hola Roland jajajaja muy bueno, me encanta por la naturalidad con que se mezcla una escena bucolica, con una de ciencia ficcion. Eso de la escritura automatica es interesante, salen cosas de lo profundo del inconsciente y a veces se logran imagenes surrealistas muy interesantes... como el famoso " cadaver exquisito..." de Breton ( creo, ya mismo confirmo) Y eso de que eres duro de inspiracion no te lo creo!!!
    Un abrazote, siempre un gusto encontrarme con uno de tus escritos!

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. ¡Hola Natalia! Exacto, si no me equivoco el género vendría a ser el surrealismo. Nunca había escrito nada parecido y me gustó la experiencia. Jajaja No me sobreestimes :) Otro abrazo y me alegro de que te gustara.
      P.D: Gracias por el apunte del escritor

      Eliminar
  3. Jajajaja.. Genial el relato!! Sencillito y muy resultón. Un contraste brutal entre la paz del viejo pescador y lo que ocurre, un recurso muy sorprendente, y un gran golpe de efecto. Estupendo relato, que, aunque breve, me parece que es muy completo.

    Enhorabuena por la iniciativa de los 10 minutos de escritura, seguro que hay otros buenos relatos por ahi! :) tVm*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Supongo que la risa expresa sorpresa :P No es tan sencillo como parece, pero la idea es que parezca sencillo, siempre hay que dejar al lector con ganas de más. Si lo conseguí genial. Si, ya irán saliendo más cositas de ese experimento, que además también me gustaría repetir en el futuro :*

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

El pájaro y la ardilla

Pasillo solitario

Oda a la oscuridad