Descenso a los infiernos (III)

Llegó cansada y sudorosa a la cabaña de su tío y se le congeló el alma al ver un caballo atado a uno de los postes del porche, un caballo que reconoció pues hacía escasos minutos que lo acababa de ver, el del joven con el que se había encontrado por el camino. Los últimos metros los hizo ya caminando y recuperando el aliento ¿Qué pretendía aquel hombre? ¿Que su tío la castigara? Una vez más apretó los puños, no tenía a donde ir, se metería en la cabaña con la intención de escabullirse y subir a la buhardilla, su pequeño escondite. Pero al entrar en su casa su tío y el joven caballero conversaban en el salón - Katerina, ven aquí, preséntate al noble, es el dueño es estas tierras – le dijo su tío nada más entró sin darle opción a escaparse. Cada vez más abochornada, y con la cabeza gacha se acercó – Me llamo katerina, mucho gusto, si me disculpan, llegó un poco sucia y necesito lavarme… - lo cual era cierto - Katerina – Habló ahora el caballero – Ya que es nueva en...