El albergue perfecto

 

Un albergue que acoja a los cansados peregrinos, no es cosa baladí, ha de cumplir una serie de requisitos, unas leyes y máximas no escritas, a saber:

1) Comencemos por un clásico. Todo albergue necesita de un huésped roncador, y no uno cualquiera, se precisa que se quede dormido nada más tocar la cama. Puntúa el doble si es el último en despertar.

2) Cuantos menos aseos mejor. El ratio huésped / inodoro más bajo posible, y si hay algún elemento de la ducha roto, más puntos. Nada de comodidades, qué nos hemos creído.

3) Las literas. Mejor cuanto más incómodas. Las metálicas viejunas dan diez puntos en este apartado. Peldaños pequeños y metálicos para que se claven en los pies al subir y ruido al apenas moverse, bien los merecen.

4) El colchón. Bien, aquí tenemos dos opciones. O los de plástico que hacen sudar a mares y que hará que paguen lo que haga falta por unas sábanas. O bien el viejo hundido y desnivelado, todo un clásico.

5) No se puede olvidar que un albergue de diez, necesita de algunos borrachos en el exterior que amenicen la noche. No creeréis que es suficiente con la filarmónica de ronquidos.

6) Los madrugadores. No es necesario ni que cante el gallo, ni que afuera esté más oscuro que el sobaco de un grillo. Ha de haber algún peregrino que no le importe la hora para comenzar la jornada. Esta opción combina muy bien con los que se levanta al baño cada dos horas.

7) Los olores. La mayoría está deseando llegar al albergue para ducharse, pero da premio encontrar a uno que decida que es una labor que puede esperar al día siguiente, toda la habitación disfrutará de las delicias olfativas dignas de un queso roquefort añejo.

8) Los hospitaleros. No es un requisito indispensable, pero se premia al hospitalero más original y bizarro. Por ejemplo, que te escriban corazones en papelitos y te los meta en los bolsillos. Que se parezca a Igor de Frankenstein y hable solo. Una pareja de Hippies veganos con niños que hagan más escándalo que los borrachos del pueblo… Que cuenten chistes de otros peregrinos está bien, pero empieza a quedarse corto.

He visto cosas que no creeríais, como que te pregunten si quieres leche en un vaso... para el desayuno del día siguiente (a la intemperie por supuesto); solo espero que se pierdan como lágrimas en la lluvia... gallega por supuesto, cuanta más, mejor.

Pero hay cosas que es mejor tomarlas con humor. La vida en general es mejor tomarla con humor. Ya lo decía aquella frase: No hay que tomarse la vida en serio, al fin y al cabo… no vamos a salir vivos de ella.


27/04/2024

Comentarios

  1. Ay Roland... me he tenido que reír con tu albergue perfecto... y a la vez pienso las mil y una aventura que tienes en tus memorias

    Gracias por tu relato tan divertido. Al menos para mí como lector ya que vivirlo tiene que ser otro cantar :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

El pájaro y la ardilla

Pasillo solitario

Oda a la oscuridad