Vecinos VII


Esperaba que no me hubiese visto. El caso es que no saqué provecho del resto de la noche y lo de relajarme ni de coña. Hasta mi colega me notó raro. Le dije que no me encontraba bien y que me marcharía pronto. En realidad deseaba salir corriendo de allí. Así que en cuanto terminamos de cenar pagamos y nos despedimos, sin hacer sobremesa y sin atreverme a mirar las caras de los clientes del local.  

Me envolvió de nuevo la soledad. Nada más llegar a casa cogí el calendario lo rompí en pedazos y lo tiré a la basura. Pero en contra de lo que pensaba, no me sirvió para sentirme mejor. De haber tenido alcohol en casa me habría emborrachado, mañana saldría a comprar una botella. Ahora, esta noche, estaba seguro que no iba a pegar ojo. Charlotte, lo que pudo ser y no fue, jamás encontraría a otra igual.

Así lo hice al día siguiente, pero Fermín me podía llamar para algún trabajo, y ya tenía suficiente con el sueño como para encima ir bebido. Dejé la botella en la mesa de la cocina, hacía casi dos años que no bebía ni gota. Y ahora… (sonó mi teléfono)

Al menos trabajar evitaría darle más vueltas a la cabeza. Y si no, se encargaría de ello mi dolor de espalda. El trabajo es salud, decía uno de mis jefes cabrones. Solo eso me hizo sonreír, una sonrisa amarga.

Acudí a casa de mi colega que me esperaba ya abajo junto a la furgoneta - ¿Estás mejor? - Me preguntó. Como sabía que iba a notar mis ojeras le respondí – Una mala noche, pero estoy bien para currar – Cargué la caja de herramientas y me subí como copiloto.

Aparcó. Menuda casualidad también, en esta calle que tan bien conocía. Pero no hice preguntas. Fermín miró su busca, donde tenía anotadas las direcciones, y comenzó a caminar hasta pararse en un portal. EL PORTAL. Mierda - ¿Es aquí? - Lo miré

Asintió con la cabeza – ¿No has cogido la caja de herramientas? Que tío, anda vuelve a por ella. Te espero arriba. 

Me temblaban las piernas. Volví sobre mis pasos a por la caja y de nuevo al portal. Fermín ya no estaba, pero la puerta estaba abierta. Recé para que no fuese su vivienda. Tal vez incluso que fuese la mía, pero la de ella no. Comencé a subir por las escaleras, hasta encontrar una puerta abierta, SU PUERTA.

18/04/2018

Pincha aquí para leerla a ella.

Comentarios

  1. Después de leer los dos parece que ha habido demasiados malentendidos y desencuentros, pero que todavía queda "algo".

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    1. ¡Hola!

      Pues a ver que sucede a continuación ^^ Gracias por leernos.

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  2. Hola Roland.

    Por aquí paso para leerte los nuevos y viejos relatos .

    Saludos y feliz día :)

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  3. ¡Hola Roland!

    De nuevo una entrega más de los vecinos que nos deja con intriga... ¡habrá que seguir esperando!

    ¡De nuevo un placer leer tu parte!

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    1. ¡Hola Poe!

      Esto es una serie en toda regla que te deja con ganas de más jaja Creo que vamos por buen camino.

      Saludos.

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