Primera visita con mi forense

No es cierto que la vida se apague al detenerse el corazón. Pero tampoco hay túnel, ni hay luz al fondo, y por desgracia tampoco angelitos que te lleven a las puertas de San Pedro. Solo hay... paz, calma. Es como ver el mundo a través de un cristal empañado. El espíritu o alma, flota a unos centímetros del cuerpo, eso si lo acertaron algunos. ¿Y ahora? Pues no ha mucho que hacer, solo contemplar lo que sucede. Recuerdo mis últimos días, el estress, los dolores de cabeza ¡Qué ganas de complicarse la vida? ¿Todo para esto? Para qué… eh… ¿Qué sucedió? Sé que iba por la calle, con mi maletín, con las prisas y el café ardiendo aún en la garganta. De pronto una mano con pañuelo, cubrieron mi boca y nariz. Luego ya nada, hasta ahora. Escucho la puerta. Una luz se enciende. Entra un señor con una bata blanca ¿Un medico? No… debe de ser el forense. Ah. Tal vez él me pueda aclarar lo sucedido, voy a prestar atención a ver si me entero. Retira la sábana, mi cuerpo queda desc...