Punto ciego

A este relato le tengo un cariño especial. Por una parte soy un apasionado de la historia de la segunda guerra mundial. Y por otro me resultó muy estimulante narrar desde el punto de vista femenino. Supone un reto y como tal me atrae. La narración en la mayoría de sus casos, al igual que en los juegos de rol, es algo así como un pequeño viaje astral. Abandonamos nuestro cuerpo y nos ponemos en otro con otra situación, mentalidad, prejuicios, etc. Creo que el que siempre narra como uno mismo lo haría, no es un buen narrador. Como escritor novel, ocurre que cuando uno enseña sus textos a alguien cercano, esta persona cree que ahí están los deseos que uno. Pues, si y no. Para escribir hay que usa la experiencia y los sueños de uno, pero no de forma directa, sino como herramienta. A la par de todos los que nos rodean, de lo que uno ve y percibe, todo es aprovechado para tratar de emular ese pequeño universo que es el relato. Espero no haber sonado muy pedante, es una opinión nada más. Ahora olvídenlo todo y disfruten del relato ;)



Punto ciego 14/01/2013

El tiempo hace estragos en la memoria, pero lo que ocurrió en aquellos días de 1940 jamás lo olvidaré.

Me llamo Justine Girard, por aquel entonces yo era enfermera en el St Michelle de París. Las primeras semanas de la guerra transcurrieron tranquilas, parecía que la guerra era algo lejano e irreal, pero de pronto las cosas se precipitaron. Bueno, no deseo hablar de la guerra, ya está suficientemente documentada, lo que quiero contar la historia de un soldado, un soldado francés que fue herido defendiendo a su patria.

Llegó junto con los primeros heridos, la primera semana, tan al inicio y el hospital ya había ocupado la mitad de sus plazas, el soldado en cuestión estaba en una de las camas que me correspondían, tenía una venda que le cubría toda la cabeza y estaba inconsciente. El doctor cerró las cortinas y procedí a retirar la venda que habían improvisado en el campo de batalla.

Durante mi carrera he visto muchas heridas, pero una no es de hierro y sé que detrás de cada paciente hay una historia. Las de este soldado me impresionaron, la parte frontal de su cráneo estaba destrozada y donde debían de estar sus ojos... Bueno, no entraré en detalles morbosos, pero lo que parecía increíble era que siguiese con vida.

El doctor negó con la cabeza y dijo – No hay nada que hacer, limpie las heridas y véndelo de nuevo, está en coma y... sólo es cuestión de tiempo, que Dios acoja su alma

Me mordí el labio tratando de no pensar y asentí. Me puse a hacerlo de inmediato, haciendo mi labor con el esmero que me caracteriza. Sentía mi corazón encogido, pero nada se podía hacer, cuando terminé proseguí con otros heridos.

Pero dos días más tarde por la noche, sucedió algo insólito. Me encontraba de guardia y escuché a uno de los pacientes hablar, estaba llamando a alguien que no entendí, “Teniente...” y algo más. Pensé que sería cualquier otro soldado con una pesadilla, pero se trataba de él, había despertado del coma.

Lo increíble es que no deliraba, no sabía donde estaba pero por lo demás se encontraba completamente consciente. Me afané en tranquilizarlo, le expliqué que se encontraba en un hospital y que yo me encargaría de cuidarlo. Tras ver que no tenía información sobre sus compañeros me preguntó por sus heridas, mentí, no fue algo premeditado, pero me sentí incapaz de decirle que sus posibilidades de supervivencia eran remotas. Le dije que debería llevar la venda durante unos días y que yo sería sus ojos.

Aquella noche no quiso dormir, no lo dijo, pero sabía que tenía miedo de dormir y no despertar, estuvimos charlando, como si fuésemos dos viejos amigos. Me rogó que le mandara una carta a sus familiares, me redactó una bonita y emotiva carta a sus padres, yo bromeé diciéndole que como era que con lo apuesto que era no tenía novia y me respondió que su chica especial no había llegado, pero presentía que estaba al caer.

Tras un incómodo momento de silencio me derrumbé, actué de forma incorrecta y le conté que quizás esas heridas no sanaran nunca. Me arrepentí nada más decirlo pero su forma de reaccionar me sorprendió totalmente – Calma – Me dijo – Yo estuve allí cuando estalló el obús, sentí como se desprendía una parte de mi cara.

Su frialdad al relatarlo me hizo estremecer, solo pude decirle que si podía hacer algo por él solo tenía que decirlo. No tardó realizar una petición, me dijo que quería dar un paseo fuera de este lugar con olor a 
desinfectante. Me negué como no podía ser de otra forma, pero él insistió, me dijo que como podía negarle el ultimo deseo, su forma de convencerme fue demoledora y accedí, aun sin tenerlo muy claro, a llevarlo a dar un paso nocturno.

Siempre me gustó el jardín del St Michelle y ahora en primavera estaba precioso, me recordó que yo le dije que sería sus ojos y comprendí. Comencé a describirle la luna sobre nuestras cabezas, las flores, la glorieta, sinceramente, no se veía mucho, pero sabía como era de día y al resto... le eché imaginación.

Fue un paseo agradable, pero luego me pidió que me describiera a mi misma, eso hizo que me ruborizara, me describí superficialmente, me daba vergüenza. No se conformó y me pidió permiso para tocarme la cara con sus manos, eso encendió aún más mis mejillas pero accedí, era todo un caballero y me sorprendí a mi misma deseando que lo hiciera.

Posó sus manos en mi y tanteó con las yemas de sus dedos, fue delicado, no me molestaba, hasta me hizo reír un poco con las cosquillas que me produjo. Y así, tras pasar sus dedos por mis labios me dijo – Dijiste que serías mis ojos ¿Sabes que te digo yo? Que quiero ser tus labios.

Jamás me imaginé que haría algo así, pero lo besé. Fue el beso más sentido, dulce y apasionado que me han dado, un beso que valía por toda una vida, tan bello que me dolió el corazón cuando pude pensar.

Volvimos al hospital y lo acosté, la noche mágica había finalizado y el destino no nos perdonó. Al día siguiente el soldado volvió a entrar en coma y murió, la guerra se llevó a otro buen hombre y una parte de mí se fue con él.



Fuente imagen: http://cine-de-guerra.blogspot.com.es/2009/01/personajes-arquetpicos-del-cine-blico.html

Comentarios

  1. Estupendo relato, una pequeña historia de amor en medio de los horrores de una gran guerra. Ponerse en el lugar de otro al narrar me parece básico, tener empatía con los personajes que creas, al igual que el lector ha de tenerlos también al leerlos. Crear ese círculo es de buenos escritores, como dices, y me encanta ver cómo lo logras relato a relato y verso a verso. tVm*

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    1. Gracias Poe por tu comentario. Me conformo con conseguir pequeñas cosas e ir mejorando poco a poco. Escribir es agotador jaja. Bueno, pero merece la pena y uno queda satisfecho al final. Si además le gusta a algún lector, mejor que mejor :*

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  2. Hola Roland:)))) Muy buen relato, muy bien narrado en voz femenina. Expresa una gran ternura! Además muy adecuado para el momento, aquí mañana es Remembrance Day. A mi también me apasionan esas historias de guerra. Gran relato mi apreciado Roland! Un abrazote!!

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    1. ¡Hola Natalia! :) Me alegro de que te parezca todo eso el relato. No sabía lo del Remembrance, fue casual lo de mi relato, pero bienvenido sea! Gracias por tu fidelidad a mi blog. ¡Un abrazo grande!

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  3. Con palabras sencillas nos describes ese amor que profundiza en tan breve tiempo. Y muy conseguido el hecho de narrar en voz femenina, que no debe ser fácil. Me ha gustado mucho.

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    1. Hola Amparo. Gracias por tu amable comentario. Lo de narrar en voz femenina, compensó el placer de lograrlo, y de construir una historia de este tipo. De hecho algún día repetiré si se dan las circunstancias. Un saludo.

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  4. ¿Es difícil ponerse en una piel femenina?
    Parece que lo has llevado bien....
    Hablar de amor es un buen ejercicio para llegar a entendernos
    Saludos
    Marinela

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    1. Hola Marinela. Bueno… Supongo que se trata de verlo en perspectiva. Creo que supone al menos un pequeño esfuerzo pornerse en la piel de otro, pero me resulta un ejercicio gratificante. Gracias por tus palabras, y si, es bueno que la gente intente entenderse. Saludos :)

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