Los ochenta

En un momento del tiempo mi juguete favorito fue un deportivo de color naranja. El que más corría de todos. Descapotable y con las puertas que se podían abrir. Claro, en aquella época no a todos los cochecitos (metálicos, nada de plástico) se les podía abrir las puertas. Me gustaba hacer una rampa con la tapa de una caja de fichas de dominó, y uno por uno, ir lanzándolos para ver cual llegaba más lejos. Luego, hacían un viaje todos juntos siguiendo el rodapié derecho y a lo largo de todo el piso. Creo que nunca llegaron a completar una vuelta entera, en algún momento debía de pasar a otra cosa y más tarde mi madre me reñía por dejar los cochecitos tirados por ahí. En una ocasión, en la terraza, pintamos con tiza un circuito en el suelo, más riñas. Jajaja A las canicas, dardos, construir un pinball con un tablero de madera, clavos y gomas, construir un tirachinas… Por no hablar de los cómics. Los fines de semana, mi padre volvía de comprar el periódico y nos daba un par de l...