Una calle llamada peste

Había suciedad hasta en las paredes de ladrillo. Oscuros chorretones de mugre acumulada durante años caían desde las ventanas y los balcones. Pero el suelo era aún peor: Papeles, excrementos, tapas de alcantarilla corroídas por el óxido con bordes punzantes... Era conocida como la calle de la peste. Por allí no pasaba ningún turista, ni siquiera un agente de la ley. Era territorio desconocido excepto para los vecinos que allí subsistían. Y de noche, ni siquiera estos por allí se atrevían a transitar. Sonidos extraños salían de las entrañas de las alcantarillas. ¿Tuberías? ¿Ratas? ¿Cucarachas? Algo extraño habitaba allí a sus anchas entre tanta basura. Y así sucedía noche tras noche. Hasta que un buen día el ayuntamiento decidió hacer frente a la situación. Entraron varios camiones y operarios arramblando con aquel estercolero. Y tras ellos, otros con agua a presión para repasar suelo y paredes. Esto dejó la calle irreconocible, por lo limpia que quedó. Parecía que esto iba pon...