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Mostrando entradas de 2022

Con un primer paso

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  Una sacudida de emociones. Subir picos es una sensación extraordinaria, una experiencia que te hace sentir vivo. No es necesario hacerlo con cuerda y arnés, hay cimas que son relativamente asequibles; eso si, tienen que costar un poco de esfuerzo, pues el esfuerzo suele ser proporcional a la recompensa.  Lo normal es que siempre haya alguna anécdota. Puede parecer que en el monte nunca pasa nada, pero eso es totalmente falso. Conejos que se cruzan en tu camino, un grupo de excursionistas que van haciendo bromas, una pareja de chavales que van por el monte con la música a todo volumen, cabras, piedras de formas y colores extraños, algún ciervo, tener que sortear unas vacas que pacen y te miran con curiosidad, encontrarse un fósil... Hay que extremar las precauciones, pero no hay que tener miedo. Comenzar una ruta a -3ºC puede dar pereza, pero curiosamente fue una de las mejores rutas que hice, un camino inexplorado, solo con la naturaleza.  Que pueda llover un poco, tampoco es un prob

El reto

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  Sabía que iba a ser duro, pero resultó serlo aún más de lo esperado. Solo, luchando contra la montaña, cada paso era un esfuerzo titánico, un trayecto que puso a prueba toda su preparación física. Un paso más, un paso más. Se repetía.  Iba preparado para la distancia, se había entrenado. Para el ascenso no puso prepararse, pero estaba mentalizado. Pero no se esperaba ese terrible viento de cara.  Entendió en ese momento las trampas de la montaña. Puede salirte un día bueno, y será un paseo. Pero en condiciones adversas todo se complica. Tampoco es que fuera peligroso, no estaba subiendo el Everest.  Paró a tomar unas vituallas a mitad de trayecto. No era hambre, era necesidad que su cuerpo necesitaba devorar. Energía. El cansancio se fue acumulando en sus músculos, pero cada vez quedaba menos. El final de la etapa estaba cerca. Era sabedor de que el descenso final es donde más que extremar las precauciones, no había que bajar la guardia. Por fin vio el final. Objetivo cumplido. Satis

Había estado esperando esto tanto tiempo…

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Primero fue una noticia más, luego llegó la tensión, más tarde la pandemia había llegado a su país. El teletrabajo, los confinamientos, la mascarilla, la escasez en el supermercado. Tanto y tanto sufrido y ya por fin le tocaba el turno de vacunación. Las colas y el temor a la primera dosis… y ya por fin… Hoy se suponía que iba a estar inmunizado. Además, se había propuesto celebrarlo a lo grande; se iba a llevar a su pareja a cenar a un restaurante y allí le iba a pedir matrimonio, lo había mantenido en secreto. Entró en el coche se puso su música favorita a todo volumen… quizá por eso, quizá por eso no escuchó el claxon del camión que había perdido los frenos y se pasó a toda velocidad el cruce, lo último que pasó por su mente fue… “Qué día más hermoso”.  08/07/2021

Las tres razones

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  Dicen que hay tres razones para hacer algo: la que contamos a los demás, la que nos contamos a nosotros mismos y la verdadera razón. Y es algo que da que pensar.  La primera: quizá por filtrar, lo que creemos que es más aceptado por el grupo, por lo que creemos que más les puede gustar o por el mensaje que deseamos transmitir: Fumo porque me gusta y porque me da la gana. La segunda: ahí entra el juego el autoengaño, cuando la realidad no nos resulta agradable, es cómo nos convencemos a nosotros mismos: Fumo porque me da placer. La tercera: la verdad es la que más cuesta, cuesta reconocer y cuesta un poco de averiguar; tenemos que vencer la barrera de nuestro “yo” y vernos desde fuera, como haciendo un pequeño viaje astral: Fumo porque estoy enganchado. 04/07/2021

Agujeros en la memoria

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  Estaba leyendo uno de mis relatos de hace unos meses, y no lo entendía. Era intenso, pero me resultaba tosco, incompleto. Parecía obvio que era de temática amorosa. Lo corregí, le di sentido y lo finalicé según consideré oportuno. Pero de pronto me pregunté ¿Por qué lo escribí? En esa fecha no recuerdo haber tenido ningún problema amoroso. Muchas veces lo que escribo es pura ficción ¿Fue ese el caso? Y fue solo entonces cuando me acordé.  A veces no es lo obvio. En aquellas fechas tuve un problema de salud que me llegó a obsesionar. Por suerte todo salió perfecto, pero… me he dado cuenta de la capacidad del ser humano, para olvidar hechos desagradables. Lo que un día fue de vital importancia, hoy ya había quedado relegado al olvido. 20/06/2021

Los días más duros.

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  Salir al súper era como ir a la guerra. Desde que uno salía de casa, tenía la sensación de estar conteniendo el aliento. Recuerdo que en los primeros segundos, la vista tardaba en acostumbrarse a las largas distancias; una ligera sensación de mareo, de que todo se movía. Al estabilizarse y sin detenerme, miraba con interés y a la vez con sentimiento de culpa, a los balcones y ventanas de los vecinos. Un arcoíris con el “todo va a salir bien” escrito por las manos de un niño, fiestas improvisadas, sillas y mesas donde la gente tomaba algo o salía simplemente a mirar las nubes, como un pajarillo mira desde el interior de su jaula. El paso apresurado para llegar a lo que más compungía, el supermercado. ¿Me contagiaré esta vez? La gente se evita, se mira con desconfianza y en el ambiente se respiraba una leve agresividad. ¿Qué faltará hoy? ¿El papel higiénico, las legumbres, la carne, la harina? No era una película de serie B, era la realidad. Había que pensar en alternativas sobre la ma

Instinto ancestral

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  Una  señal, como por ejemplo un guiño, bastaba. Era la primera misión: escabullirse de sus padres. Cuando la charla de los mayores se volvía apasionada era el momento en el que los niños se escapaban. - ¿Lo has traído? – Le preguntó su primo. Una sonrisa y un par de cejas levantadas, fue la respuesta.  Sacó su tirachinas artesanal. En aquella época sin internet las habilidades eran otras. Sin vídeos de YouTube, el boca a boca era el principal medio de comunicación entre los chavales, y algunos eran capaces de hacer verdaderas maravillas. Salieron a la calle, la noche era cerrada. Había que mantener las armas escondidas, alguien les había dicho que aquello no era legal y que la policía podía echarte una reprimenda, pero lo que más temían es que se enteraran los padres, eso sería mucho peor. A su edad no lo sabían, pero los animaba un instinto que alberga el hombre desde hace miles de años. La sensación no debe de haber cambiado mucho desde entonces, nervios, manos sudorosas, emoción…

Los siete minutos de terror

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  Ese espacio de tiempo que la nave tarda en amartizar, en posarse sobre la superficie marciana. Lo llaman así porque es una maniobra peligrosa, en la que un pequeño error puede enviar toda la misión al traste. Unos minutos, en los que desde la tierra no se puede hacer absolutamente nada, solo esperar que todo vaya según lo planeado. En esta ocasión la expectación es mayor, son muchos los que siguen la noticia desde su televisor, muchos los que contienen el aliento y siguen esa cuenta atrás desde sus casas. Los segundos pasan lentos, eternos. El tiempo finaliza. El centro de control intenta comunicarse, sin respuesta. El corazón en un puño, nuevo intento de comunicación. Cuando por fin se escuchan unas palabras – Aquí el Eagle Dos desde la superficie marciana. Es un privilegio estar aquí y ser los primeros seres humanos en marte. El hombre da de nuevo un pequeño paso, la humanidad entera nos acompaña en este gran hito histórico, fruto de la ciencia y la perseverancia que nos caracteriz

El trabajo de ciencias

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  Allá por los años 80, un profesor de ciencias dividió a los alumnos en grupos de forma aleatoria y les mandó hacer un trabajo. Tenían que recoger 20 flores distintas y pegarlas en una cartulina. Uno de los grupos era variopinto, algunos tímidos, otros más despiertos. Pero todos con voluntad por hacer el trabajo. Así que quedaron el sábado con sus respectivas bicis, para dar una vuelta por el campo y realizar la recolección. El sábado resultó ser un hermoso y soleado día de primavera. Cada uno con su merienda en una bolsita, decidieron ir en dirección al cementerio; por allí había muchos campos y caminos sin apenas tráfico. Paraban de vez en cuando para recoger algunas “que esa ya la tenemos” “que da igual luego lo miramos…” A uno de los chavales se le ocurrió de pronto “Eh, por ahí cerca está la casa de campo de mis padres. ¿Vamos y tomamos la merienda allí?” Dijo el más espabilado   “¿Por qué no?” Respondió otro. Y hacia allí se dirigieron. Pero el preadolescente no tenía ll

El cuadro

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  Cuando sus padres le llevaron por primera vez a un museo, le resultó muy aburrido. No entendía que interés podía haber en mirar todo el rato cuadros y esculturas inmóviles ¡Era infinitamente mejor ir al parque de atracciones! Años después, para él, ir a un museo era algo instructivo, incitaba su curiosidad. Su cultura era la de una persona normal y corriente, la que le enseñaron en el colegio. Pero en esta ocasión sucedió algo distinto, no lo vio venir. Al fondo de la sala vio algo que le llamó la atención; siguió mirando obras en el orden correcto, pero su mente ya no estaba allí, estaba… al fondo de la sala. Algo lo atraía como un imán. Dejó de hacer el tonto y fue directamente a ver aquella obra. El corazón se le encogió y quedó totalmente atrapado con su luz, con los matices, el contraste del níveo rostro con el rubor de la joven representada, su inocencia, la escena al completo… Si habláramos de amor sería un flechazo, pero esto era distinto, era conexión. No podía dejar de mira

Cuento de Navidad

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  Felix, dejó su hogar siendo bastante joven. Desavenencias con su padre que bebía de más. La única forma que encontró de dejar de tener un conflicto tras otro, fue dejarlo todo. De aquello hace más de veinte años. A falta de familia, ha intentado rodearse de amigos. Con los días que corren, muchos a distancia. Felix es detallista y les manda regalos, cosas de la zona, nada de empresas de comercio electrónico. Sale de la oficina de correos cuando en el suelo ve un sobre, el típico que lleva una felicitación navideña. Alguien debió de perderlo, lo recoge. Va a regresar dentro de la oficina, para que lo envíen, cuando repara en el nombre que figura ¡Es el suyo! Se aparta junto a un portal y lo mira con más detenimiento. Va a su nombre, pero la dirección es errónea; es la de su primer piso, cuando se emancipó, y ya hace años que no vive allí. Por la parte de atrás no pone remitente. Algo confuso e intrigado, lo abre allí mismo. “Espero que pases unas felices fiestas y que seas feliz. Nunc

La chica del tren

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  Era un chico joven, todavía aprendiendo de la vida. En su primer trabajo, con sus primeros sueños. Vestía una chaqueta vaquera, se había dejado el pelo largo y se había comprado una guitarra. En aquel septiembre tan gris y lluvioso tomaba todos los días el tren para ir a trabajar. Escuchaba música por los auriculares, y miraba a través de la ventana empañada, las siluetas de los árboles quedar atrás.  Miró en dirección a la puerta por la que iba a subir ella, ya sabía de antemano por cual lo haría, pues era lo habitual. Aquella chica le quitaba el aliento. Con su pelo largo y ojos profundos. Solo podía contemplarla. Soñaba con levantarse y presentarse. Pero se sentía tan atraído, como inmovilizado; como si su cuerpo pesara toneladas. Sin darse cuenta se había pasado todo el trayecto mirándola. En la siguiente parada la chica del tren se levantó para bajarse, lo miró y se puso a reír, pues se había dado cuenta de las miradas del chico. Él intentó abrir la boca con todas sus fuerzas, p