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Mostrando entradas de junio, 2019

No hay mal que por bien no venga

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Su abuela le había dejado el piso en herencia. Por fin iba a poder independizarse. Trabajar en el campo era duro y mal pagado, ningún banco le fiaba para pedir una hipoteca. Era conocedor de que con los gastos del piso le iba a quedar muy poco para comer, los pequeños vicios quedarían reducidos a la nada. Entró en aquel pequeño y oscuro piso. Paredes aún recubiertas de papel pintado, varios de los muebles se caían a pedazos... pero al menos todo era suyo, eran sus pedazos. Era una persona mañosa y poco a poco iría arreglando cosas, su mente se disparó y comenzó a hacerse planes. Ya desde el primer día quiso dormir allí. No pasó muy buena noche, dándole muchas vueltas a la cabeza y con uno de los muelles del colchón incrustado en la espalda. Pero al menos no habían chinches. Después de tomar una taza de agua caliente con ligero sabor a café, se dispuso a hacer la cama. Retiró las sábanas y vio un agujero. Refunfuñó pensando en que todo parecía estar viejo y roto. De nuevo inten

Un buen día

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Soñadora, la chica de tez pálida miraba por la ventana, a menudo era mejor que lo que echaban por el televisor. Hoy llovía y le encantaban los días así, pero si no había tormenta, pues los truenos le daban un poco de miedo. Disfrutaba al ver cómo la gente caminaba deprisa tratando de cubrirse bajo un paraguas. Las gotas de lluvia resbalar por el cristal. El niño con impermeable y botas que saltaba sobre un charco. Las gotas que perlaban los geranios de su balcón… La naturaleza comulgaba con la lluvia. Esta se intensificó y la visibilidad disminuyó. El cielo se volvió blanquecino y en el suelo el agua golpeaba con intensidad.  Menudo día… Se separó de la ventana que empezaba a empañarse. Se puso el impermeable, cogió el paraguas y salió a la calle, ahora ella era uno de esos transeúntes.  Muchos hubieran preferido quedarse, pero ella no, hoy tocaba película en el club de cine. Una película de terror de los años ochenta si no recordaba mal. Pero es que allí se sentía entre amig

Far west

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El forajido entró a lomos de su corcel en el polvoriento pueblo. Las ventanas se iban cerrando a su paso. Las gentes de ese lugar eran conscientes del duelo que iba a tener lugar, y no es que no lo quisieran presenciar, pero era mayor el temor que le tenían. Bajó de su caballo, ató las riendas al poste y entró en el salón. El piano dejó de tocar, los parroquianos miraron al recién llegado. Las espuelas sonaron en dirección a la barra, el silencio era sepulcral. Se situó al lado de un hombre enjuto, este dejó su vaso, su botella y se fue corriendo. El forajido sonrió apropiándose de la botella y bebiendo a morro.  - Busco a Mallory, ¿¡Dónde está!? – Exigió saber. El tabernero miró en dirección a una mesa, levantando ligeramente la barbilla. Acto seguido se echó al suelo tras la barra.  Los que acompañaban a Mallory en una de las mesas desaparecieron corriendo. Pero este se quedó. El forajido le hizo una seña con la cabeza – Vamos fuera, o quédate como un cobarde. Así p