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Mostrando entradas de 2021

Razón de peso

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  Cuando había una disputa en juego había que resolverla, no valían medias tintas. Ya llevaban varios días discutiendo. Él decía que la báscula medía mal, ella que no, que eran imaginaciones suyas. - ¡No entiendo como pueden ser tan imprecisas!  ¡¿Por qué no pueden tener la misma precisión que la pequeña báscula de cocina?! Si pesas un kilo de arroz, pesa eso mismo, un kilo ¡Uno! – Dijo ayer, mientras ella negaba con la cabeza. Pero todo se iba a resolver hoy, ella estaba dispuesta – Diez quilos… Quince… ocho más… a ver cuánto va sumando – hizo sus cálculos - Y con estos seis y medios finales… ¡Suman ochenta y dos!  ¡¿Ves cómo yo tenía razón?! -Dijo la mujer mirando fijamente a la cabeza que acababa de pesar. 25/08/2020

El fin, el principio.

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  Aquel lugar era frío. No es que se quejara del trato de los funcionarios, pero… en su situación uno podía esperar un trato más amable, cercano. Pero no. Por donde él, debían de haber pasado ya cientos, y claro, arriesgarse a cogerle cariño, una mala decisión. Anoche le dieron la última cena, pudo elegir el menú, que lujo. Como si eso fuera a compensar algo, ya hacía días que solo podía pensar en lo inevitable. Esto ya no era vivir, la angustia lo ocupaba todo.  La última vez que se vestía, y comenzó a dar sus últimos pasos, custodiado por dos guardias. Le esperaba una sala donde casi lo único que había era la silla del centro, la última vez que se sentaría.  Uno de ellos le dio una palmada en el hombro para que avanzara, él que ya casi no tenía voluntad, no se resistió. Se sentó sintiendo que su cuerpo pesaba una tonelada, respiró sintiendo que se asfixiaba… Apretó los puños y… sonó el teléfono. Uno de los funcionarios descolgó - ¿Si? Ajá… Ajá… De acuerdo – Colgó de nuevo. Sonrió de

A quemarropa

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  Hay cosas sobre las que no se puede escribir. Historias que están en curso y que darían para una magnífica novela. Pero no. No, porque toca demasiado la fibra sensible. Historias inconclusas, que... si terminan bien, uno solo puede respirar aliviado y esforzarse en olvidar cuanto antes todo el sufrimiento que pasó. Y si salen mal... ¿Quién quiere dejar un recuerdo rancio? No se puede escribir sobre algo cuando una historia es demasiado personal, demasiado intensa. Pensándolo bien, en realidad si hay una forma. Pensándolo bien, tal vez fue así como nació la poesía. 31/05/2020

Territorio enemigo

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  Reptaba por el suelo, debía de huir de aquí sin que se dieran cuenta. Los enemigos estaban por todas partes, dormían. Si no iba con cuidado, cualquier sonido los despertaría y entonces... estaría perdido. Los ronquidos debían de ser rítmicos, cualquiera de ellos que se detuviera de pronto era una señal de alarma. La alambrada y por lo tanto la libertad, estaban cada vez más cerca. Por mucho calor que hiciera, nada justificaba eso. Vale que no había mucho que hacer en aquel pueblecito de Badajoz, pero... Su familia estaba de viaje ¿No? ¿Dónde estaban sus derechos como niño a divertirse? Que todos los mayores, se hubieran puesto de acuerdo en dormir la siesta en pleno día, era lo más aburrido que le había pasado nunca ¡Obligado dormir! Siguió con su improvisado juego. Las patas de las sillas eran árboles, las mesas... los barracones de los soldados. Había colchones por todas partes, por lo visto al enemigo le daba igual dormir en un colchón en el suelo como en una mecedora... insensato

Falta de comunicación

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  ¡No me entendía! No había forma, y eso que sabía saludar o decir buenos días en unos cuantos idiomas: Castellano, italiano , inglés... y alguno más. Pero nada, no había forma. Era frustrante... Nada, aquella persona me miraba como si fuera lo primero que veía en su vida. Resoplé, no podía hacer nada más. Lo último que recordaba era que conducía de vuelta al trabajo. Estaba cansado y luego... nada. ¡Cielos! ¿Me dormí al volante? En ese momento me fijé más en el hombre, cerca de su cabeza había una luz cegadora y en la mano tenía, tenía... algo parecido a una radial. Lo aproximó a mi cabeza - ¡Eh, eh! ¡Pero qué hace! -Entonces lo comprendí todo ¡Mis labios no se movían! 06/05/2020

Diálogo de besugos

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  - ¿Los dátiles? - Ja, ja, ja ¡Qué cosas tienes! Dije los desfiles... - Ah... ja, ja, ja – Se pone roja, aunque no sabe muy bien por qué, quizá porque el chico le gusta y se sintió un poco ridícula y torpe. - Bueno qué, ¿Te gustan los desfiles? -  ¿Los militares o los de moda? - Los de moda, mujer. El Prêt-à-porter, ya sabes... - Bueno, me parece que las mujeres que salen son demasiado esqueléticas y el mundo de la moda... No, creo que no me gustan los desfiles. - ¿Y los militares? Levanta los hombros – Nunca fui a ningún desfile militar. - No, que si te gustan los soldados... Ella se queda con la boca abierta – Me estás tomando el pelo, vete a tomar por... - Ja, ja, ja. Ya, ya... Perdona, pero es que están tan mona con la cara colorada... - Se acerca, le pasa una mano por el pelo, justo detrás de la oreja y le da un beso en los labios. 27/04/2020

Cosas de críos

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Arturo y Rodolfo, como en varias de las historias de Stephen King eran los apestados de la clase; uno por ser gordito y arisco, y el otro por ser demasiado independiente y susceptible. Los dos chicos salieron con las bicis, en verano pocas cosas mejores se pueden hacer. Habían comenzado a planear montar un club de espionaje. Solo con imaginarlo se divertían. El nombre: ASB Asociación Secreta en Bicicleta. Arturo cuya mente no paraba, había pensado que podían comenzar eligiendo a una persona al azar, y seguirlo ¿A dónde iría? ¿Encontrarían algún delincuente? ¡Podrían darle el chivatazo a la policía y serían héroes! Arturo había traído su radio cassette y un montón de cintas, pararon en el margen de una carretera rural y se pusieron a merendar al sonido de las canciones de moda, eran los ochenta y había gran variedad. En un momento dado, Rodolfo se levantó enfadado, aparentemente sin motivo alguno, soltó unos improperios y se fue con la bici - ¡Espera! - Le dijo Arturo que salió detrás –

Tempus fugit

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Vas reduciendo la velocidad de los pasos. La mano derecha va al bolsillo y rebusca, da con ellas. Mientras das los últimos pasos aferras el manojo de llaves y las sacas del bolsillo, con cuidado de que no se caiga nada más del bolsillo. Te sitúas delante de la puerta, ahora toca seleccionar la llave correcta, para eso miras el manojo. No tardas mucho en localizarla, mueves la mano hacia adelante. Tratando de acertar la llave con el agujero de la cerradura, la introduces. Giras a la derecha, y deseas que no se atasque, se atasca, intentas de nuevo, ya gira la cerradura ¿Del todo? Empujas la puerta, se abre. Ante ti el largo zaguán de la escalera. Aún queda mucho para llegar a casa... Desde que el tiempo ha dado un salto y ahora los movimientos son así de lentos, la vida se eterniza. En realidad los científicos, que no se ponen de acuerdo del todo... dicen que el tiempo sigue transcurriendo igual, un segundo es un segundo, pero nuestra percepción de es mucho más lenta, es como si nos mov

¿Qué es morir?

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Morir es cómo vivimos nuestros últimos instantes. Quizá por lo que esta sociedad nuestra nos enseña, ponemos el foco en el final. Sin darnos cuenta de que cada uno de los puntos intermedios son igual de únicos e importantes. Al igual que en un buen libro o una buena serie, no deseamos que llegue ese final. Es nuestra naturaleza, lo que somos; siempre hay un final.  Pero no nos engañemos, no es el objetivo. El objetivo es el hoy, el ahora, las personas que nos rodean y rodearnos de personas. 17/11/2019 Y eso que lo escribí antes de la pandemia, pero es un tema que no caduca. Para reflexionar en positivo.

Un tesoro

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Bolígrafo en mano, se enfrentó a la página en blanco. Expresar pensamientos, sentimientos y hacerlo de forma graciosa le resultó fácil. Era como estar en intimidad con esa otra persona. Con tiempo para reflexionar, para meditar qué escribir, sin que lo juzguen a uno. Si escribir aquella carta fue emocionante, no fue comparable con recibir respuesta. Justo le pilló subiendo al coche, se iba a pasar una semana con un amigo cuyos padres tenían un piso en la playa. Su madre lo llamó desde el balcón - ¡Tienes una carta! Bajó del coche corriendo, agarró aquel sobre y tras mirar el remitente se la guardó bien doblada en el fondo del bolsillo, era un tesoro, un tesoro que aún no sabía que contenía. Y ahora tenía que esperar, no quería que su amigo supiera nada, tendría que leerla en secreto. Durante el viaje, de vez en cuando se tocaba el bolsillo, verificando que allí seguía. Fue unas horas más tarde, lo que tardó en encontrarse solo. La abrió con el máximo cuidado posible y devoró aquellas p

El siguiente paso

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  Trabajaba en la capital como otras miles de personas. Entre la ida y la vuelta, el viaje le consumía un tiempo importante en el día a día. Pero que se le iba a hacer. Al menos el descanso para comer no era demasiado grande y trataba de aprovecharlo dando una vuelta o leyendo un poco el libro de turno. De pronto el cielo comenzó a ser surcado por aviones de guerra, esto no era normal, pues a lo sumo se veía alguno comercial a bastante altitud. A estos se siguieron otro tipo de objetos volantes. Y percibió la primera detonación lejana. En cuanto comprendió de que se trataba de armamento nuclear se le puso el bello de punta y empezó a tener un sudor frío. Estaba en la capital, seguro que era un objetivo. Debía de pensar en los siguientes pasos que podrían ser los últimos ¿Volver a la oficina a por sus objetos personales? No, seguramente estos segundos eran más valiosos que cualquier cosa. Quizá los trenes ya estaban atestados o el servicio interrumpido. Se sintió atrapado, sintió el pán