Con un primer paso
Una sacudida de emociones. Subir picos es una sensación extraordinaria, una experiencia que te hace sentir vivo. No es necesario hacerlo con cuerda y arnés, hay cimas que son relativamente asequibles; eso si, tienen que costar un poco de esfuerzo, pues el esfuerzo suele ser proporcional a la recompensa. Lo normal es que siempre haya alguna anécdota. Puede parecer que en el monte nunca pasa nada, pero eso es totalmente falso. Conejos que se cruzan en tu camino, un grupo de excursionistas que van haciendo bromas, una pareja de chavales que van por el monte con la música a todo volumen, cabras, piedras de formas y colores extraños, algún ciervo, tener que sortear unas vacas que pacen y te miran con curiosidad, encontrarse un fósil... Hay que extremar las precauciones, pero no hay que tener miedo. Comenzar una ruta a -3ºC puede dar pereza, pero curiosamente fue una de las mejores rutas que hice, un camino inexplorado, solo con la naturaleza. Que pueda llover un poco, tampoco es un prob