Un tesoro
Bolígrafo en mano, se enfrentó a
la página en blanco. Expresar pensamientos, sentimientos y hacerlo de forma
graciosa le resultó fácil. Era como estar en intimidad con esa otra persona.
Con tiempo para reflexionar, para meditar qué escribir, sin que lo juzguen a
uno.
Si escribir aquella carta fue
emocionante, no fue comparable con recibir respuesta. Justo le pilló subiendo
al coche, se iba a pasar una semana con un amigo cuyos padres tenían un piso en
la playa. Su madre lo llamó desde el balcón - ¡Tienes una carta!
Bajó del coche corriendo, agarró
aquel sobre y tras mirar el remitente se la guardó bien doblada en el fondo del
bolsillo, era un tesoro, un tesoro que aún no sabía que contenía. Y ahora tenía
que esperar, no quería que su amigo supiera nada, tendría que leerla en
secreto. Durante el viaje, de vez en cuando se tocaba el bolsillo, verificando
que allí seguía.
Fue unas horas más tarde, lo que
tardó en encontrarse solo. La abrió con el máximo cuidado posible y devoró
aquellas palabras con avidez. Su rostro se iluminó, acababa de hacer su primera
amiga por correspondencia.
11/10/2019
Espero que os haya gustado, es una de las mejores cosas que se puede experimentar. Y como siempre tengo la sensación de que un microrrelato sabe a poco, incluyo uno en esta entrada :D
Y de pronto se puso a llorar, al darse cuenta de todas las arrugas que le habían salido desde la última vez que lo vio.
10/11/2019
Hola Roland.
ResponderEliminarYo también tuve amigos por correspondencia. Duraron muchos años aunque con el tiempo fuimos perdiendo el hábito de escribirnos, fuimos espaciando el tiempo cada vez más hasta que un día dejas de hacerlo . Mi experiencia al menos fue esa . Pero guardo un fantástico recuerdo de aquella etapa de elegir papel bonito, sobre, sellos ...
Un saludo :)
¡Hola Nieves!
EliminarEs toda una experiencia y hoy en día con la inmediatez de las comunicaciones, casi impensable. Pero todo esto nos hizo diferentes, nos hizo apreciar las cosas que se preparan a fuego lento.
Besos.