Como dos gotas de agua.
Se conocieron hace poco menos de un año. Fue un flechazo a primera vista. Ella era nueva en el lugar y estaba triste por haber tenido que dejarlo todo atrás. Él tenía mucha empatía, venciendo su vergüenza, se le acercó y le hizo compañía. Ella se abrió y comenzó a hablar, a soltar lo que llevaba dentro. Él le contaba sus gustos y ella lo que le preocupaba.
Sus dos mundos parecían encajar a la perfección, se complementaban, se entendían. La incipiente relación comenzó a marchar sobre ruedas, esperando el momento de verse, a las nueve de la mañana.
Según fueron transcurrieron los meses la relación se fraguó, pero no todo era de color de rosa, una nueva preocupación comenzó a aparecer en el horizonte. ¿Qué pensarían de esto sus padres? Decidieron que lo mejor era ocultárselo, pero… ¿Hasta cuándo?
Estando juntos era fácil olvidar, de sonrisa en sonrisa y agarrándose de la mano a escondidas.
Al tiempo, los temores fueron en aumento, cada vez pasaban más tiempo juntos temiendo un abrupto final. Dependían de agentes externos. Al fin y al cabo, estaban en el último curso de infantil y cada uno iría a un colegio de primaria distinto.
08/07/2019
¡Hola Roland!
ResponderEliminarQué tierno... esos primeros amores de colegio, tan secretos e importantes a la vez... la primaria está claro que lo trunca todo, jaja
Gracias por una historia tan bonita. ¡Saludos!
¡Hola Poe!
EliminarEn la infancia todo marca jajaja, me alegro de que te haga gustado.
¡Saludos!
¡ Hola Roland!
ResponderEliminarMe has hecho reír ante tan inesperado desenlace... me esperaba algo dramático.
Bueno... aunque la primaria los separe puede que los una la universidad o la vida misma que suele ser maravillosa y lanza guiños de casualidades encantadoras...
Me encanta leerte .
Besos
¡Hola Nieves!
EliminarQuizá después de todo si es un drama, quien sabe jajaja. Encantado de que me leas.
Besos