Un día de furia
Sucedió todo muy rápido. Con las prisas a la entrada de la boca del metro, un leve empujón producido por la masificación de gente y el poco espacio. Todos quieren pasar con rapidez para no perder el metro.
- ¡Oye mira por donde andas! - Protestó la chica
- Lo siento, las prisas… - respondió él con ganas de desaparecer de allí cuanto antes.
- ¡Cabrón! - Ella no había tenido suficiente y necesitaba desfogarse
- ¡¿Perdona?! - Se detiene el el seco y se encara a ella – El insulto sobra ¿Vale? Te puedo denunciar por eso…
La chica tenía ganas de guerra – ¡¿Ah si?! ¿Y lo vas a hacer? No tienes cojones – Le espeta.
Él se pone hecho una furia, sabe que pegar a parte de que está mal, sería un grave error. La agarra del brazo y se la lleva consigo. Unos metros más allá había visto un agente – Disculpe, quiero denunciarla me ha insultado.
La chica se pone a llorar desconsolada – Me ha… me ha tocado una teta… Yo estaba tan tranquila y me toco… - dice entre pucheros.
Él se pone blanco. Sabe que, diga lo que diga, tiene la batalla perdida.
28/09/2017
Hola Roland
ResponderEliminarCurioso relato que ejemplifica una historia que desgraciadamente puede ser muy actual.
El creerse por encima del bien y el mal lleva a cosas así. Que tengamos un mal día debe hacernos aún más empáticos con quienes nos rodean, y que quizás tengan un día peor que el nuestro.
Pagarlo con otros no es justo. Y mucho menos de ese modo.
¡Gracias por la historia, da mucho que pensar!
Hola Poe
EliminarInteresante reflexión la que haces. Me gusta escribir relatos que transmitan.
Gracias a ti por pasar por aqui :)
Nunca me gustó esa actitud de algunas mujeres en venganza o en cualquier otro aspecto de la vida. Personalmente me avergüenza terriblemente.
ResponderEliminarTu relato de hoy puede servir para despertar conciencias.
Saludos Roland. Feliz semana :)
¡Hola Nieves!
EliminarLa verdad es que hoy en día es un tema delicado. Pero me gustan vuestras opiniones.
Feliz semana. Besos.