A lomos de Silver
El chico, a lomos de su bicicleta, pero esta vez no iba solo, sino con un amigo. Uno de esos que es un buenazo, aunque de bueno, quizá con no demasiadas luces. Iba a enseñarle un rincón secreto. Uno que ya había explorado en varias ocasiones. Unos árboles, las vías del tren… ¿Podía haber algo mejor? El amigo poco debía de haber salido, pues no se le ocurrió otra cosa que circular por la izquierda en plena travesía. Ganándose así los pitos de algunos coches - ¿Ves porqué no se va por la izquierda? Te vas a matar – Le sermoneó el chico, pero sonrió al pensar que seguro que había aprendido la lección, a veces no hay nada mejor que tener un susto para acordarse de algo para siempre. Llegaron al destino - ¡Qué! ¿Ponemos unas monedas en las vías? Cuando pase el tren quedarán más chafadas que un papel. Estaban en eso cuando un hombre cruzó en dirección a los chicos - ¡Eh! ¡Qué hacéis aquí! El buenazo se asustó y dio media vuelta para salir huyendo. El chico le dijo - ¿Pero dó